lunes, 29 de septiembre de 2014

Berlín cambalache

Soy una parte de este ser veleidoso y gigantesco.
Nunca encontraba la razón por la cual esta ciudad destartalada, enorme, gris, lluviosa, cocinada con hormigón y cristal me daba la bienvenida sin reservas cada vez que la pisaba.
Berlín es la eterna ciudad inacabada, siempre en obras, embarcada en una eventualidad eterna y lenta. Metamorfosis constante hecha calles y edificios y parques y gente.
El cambio es una mezcla de acciones y nombres: fallar, caer, levantarse, comienzos, impaciencia, decisiones, aciertos, moldear, destruir, soñar, anhelar, confianza, esperanzas, incertidumbres, añoranzas (añádase lo que cada lector considere oportuno. El cambio siempre está abierto al cambio).
Y es por ello que en esta ciudad de mudanza constante, de espacios inacabados, de eterna inmovilidad en movimiento me siento como en mi propia vida.