Soy una parte de este ser veleidoso y gigantesco.
Nunca encontraba la razón por la cual esta ciudad
destartalada, enorme, gris, lluviosa, cocinada con hormigón y cristal me daba
la bienvenida sin reservas cada vez que la pisaba.
Berlín es la eterna ciudad inacabada, siempre en obras, embarcada
en una eventualidad eterna y lenta. Metamorfosis constante hecha calles y
edificios y parques y gente.
El cambio es una mezcla de acciones y nombres: fallar, caer,
levantarse, comienzos, impaciencia, decisiones, aciertos, moldear, destruir,
soñar, anhelar, confianza, esperanzas, incertidumbres, añoranzas (añádase lo
que cada lector considere oportuno. El cambio siempre está abierto al cambio).
Y es por ello que en esta ciudad de mudanza constante, de
espacios inacabados, de eterna inmovilidad en movimiento me siento como en mi
propia vida.