sábado, 29 de noviembre de 2014

Jugar a la guerra

Desplegué un tablero grueso de cartón con la mitad de Europa pintada de cruces gamadas y fronteras con gruesos trazos negros. En una caja había además soldados de plástico, tanques, aviones, ¡submarinos! Y le dije, vamos a jugar a la guerra.
El guardó los soldados y plegó el tablero y muy serio me contestó, tú y yo no vamos a hacer la guerra.
Afuera caía una lluvia lenta y densa. Dentro empezaron a llover pétalos de colores. Los nietos de aquellos soldados que hicieron la guerra de verdad 70 años antes nos besamos despacio las heridas, acariciamos algunas cicatrices, acallamos el sonido de las balas con canciones y plantamos flores en la tierra yerma. Brindamos por la vida y hablamos en silencio durante largo rato.
No. Nosotros no vamos a hacer la guerra.

Tú y yo hemos cambiado el fusil por la palabra.

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