Supermercado
Los alemanes tienen una original forma de colocar las cosas
en los supermercados.
El otro día casi me vuelvo loca en el Norma, al lado de casa.
Buscaba productos de higiene femenina (léase salvaslips, tampax y compresas) y
no los encontraba por ninguna parte.
Una posibilidad era que las alemanas no tuvieran la regla
pero esta opción me parecía biológicamente bastante improbable. La otra,
pensaréis, es que no vendan esas cosas en el supermercado, pero eso tampoco
podía ser porque en ellos se puede encontrar de todo. Cuando digo de todo es de
todo, por ejemplo, un bávaro que tenga un calentón cultural-folklórico puede
comprarse unos pantalones de ante típicos en el super.
Pues allí estaba yo venga a recorrer los estantes de
higiene: gel, jabón, champú, maquinillas de afeitar…hasta medias! Y nada, ni
rastro de los tampax. Desesperada me alejé de la sección de higiene.
De camino hacia los quesos pasé casualmente al lado de las
fregonas, y cuál fue mi sorpresa cuando vi que había cajas y cajas de compresas
y tampones.
Lógico: ¿qué función tiene un tampax? Pongámoslo con los
objetos y utensilios que sirven para lo mismo, o sea, absorber: entiéndase fregonas,
bayetas y trapos. Y allí estaban: en su sitio absorbente.
Aquí todos van con unas bolsitas de papel en la cual llevan
el bocadillo, que se lo van comiendo de a poco pero sin sacarlo, vamos, lo
sacan lo justo para morderlo pero para que no lo veas, que igual tienen pudor
de que sepas que el bocata de hoy es de salami o, más bien esto último, tienen
miedo de que les pidas un trozo. Un alemán no te ofrece comida, es SU comida.
Si quieres algo vas y te lo compras.
A darme cuenta de esto me ha ayudado mi compañero el turco
(nacido en Alemania) que tiene una dicotomía cultural importante con ese tema,
porque él como buen mediterráneo lo primero que hace para agasajar a alguien es
inflarle a comer, y también con las puertas, porque es el único que te cede el
paso en ellas. El pobre muchacho se coge disgustos con eso de la alimentación.
A mí me hace gracia.
Hoy, para probar, a la hora del café me he sentado al lado
de mi compañero Lars, que tenía ¡3 bolsitas de papel! (O sea, 3 bocadillos), y
le he preguntado si alguna era para mí. Con cara de susto se las ha acercado
para protegerlas de una española hambrienta y me ha explicado que no, que era
SU comida.
Igual os habéis quedado preguntándoos por eso del calentón
folklórico-cultural. No se si será igual en otras partes de Alemania, pero aquí
en Baviera la gente se viste los domingos con el traje típico. Ellas con unos
vestidos con camisas escotadas marcando pecho (vamos, que se les salen las
tetas) y ellos unos pantalones como de ante a medio muslo, apretados, con unos
bordados y con tirantes. Además lo acompañan de un sombrero de franela (la
pluma es opcional) y unos calcetines de lana. La cuestión es que ese traje es
multiestación, o sea, ayer que hacía más de 30 grados pues llevaban lo mismo,
que digo yo que cómo les tiene que sudar la entrepierna con el pantaloncito de
ante. Me pregunto si mis compañeros se vestirán así para las ocasiones, porque
pagaría por verlos así, con sombrero incluido. Mañana me entero.
Estoy convencida de que el brebaje nacional llamado cerveza
nació de la necesidad de reponer líquidos durante los ataques de fervor
cultural bávaro que les dan durante el verano y que, ya de ahí, pues se quedó
la costumbre. Lo mínimo aquí para reponerse hídricamente es medio litro de
cerveza. Aquí bebe cerveza todo quisqui, tercera edad incluida: es de lo más
normal encontrarte a abuelas tomándose sus jarras: hacen lo mismo que las
nuestras cuando quedan a merendar café con leche y tostadas, pero en este caso
a lo bávaro. Y si las amigas no pueden pues se van ellas solas y se pimplan su
medio litro sentaditas en su biergarten.
La cerveza bávara tiene algo añadido que te da un estado de
felicidad tontorrona y cuando vas acabando la primera jarra te pones a
acompañar cantando a los de la orquesta, con sus petos y sombreros, que da
igual la letra, que total nadie se entera lo que cantas porque está en el mismo
estado que tú.
Prost!
¡Es genial, Esther! Mejor no pregunto dónde colocan los preservativos.... ¿Paraguas, impermeables? :-)
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