lunes, 7 de abril de 2014

Crónicas alemanas (3)

Supermercado
Los alemanes tienen una original forma de colocar las cosas en los supermercados.
El otro día casi me vuelvo loca en el Norma, al lado de casa. Buscaba productos de higiene femenina (léase salvaslips, tampax y compresas) y no los encontraba por ninguna parte.
Una posibilidad era que las alemanas no tuvieran la regla pero esta opción me parecía biológicamente bastante improbable. La otra, pensaréis, es que no vendan esas cosas en el supermercado, pero eso tampoco podía ser porque en ellos se puede encontrar de todo. Cuando digo de todo es de todo, por ejemplo, un bávaro que tenga un calentón cultural-folklórico puede comprarse unos pantalones de ante típicos en el super.
Pues allí estaba yo venga a recorrer los estantes de higiene: gel, jabón, champú, maquinillas de afeitar…hasta medias! Y nada, ni rastro de los tampax. Desesperada me alejé de la sección de higiene.
De camino hacia los quesos pasé casualmente al lado de las fregonas, y cuál fue mi sorpresa cuando vi que había cajas y cajas de compresas y tampones.
Lógico: ¿qué función tiene un tampax? Pongámoslo con los objetos y utensilios que sirven para lo mismo, o sea, absorber: entiéndase fregonas, bayetas y trapos. Y allí estaban: en su sitio absorbente.

Aquí todos van con unas bolsitas de papel en la cual llevan el bocadillo, que se lo van comiendo de a poco pero sin sacarlo, vamos, lo sacan lo justo para morderlo pero para que no lo veas, que igual tienen pudor de que sepas que el bocata de hoy es de salami o, más bien esto último, tienen miedo de que les pidas un trozo. Un alemán no te ofrece comida, es SU comida. Si quieres algo vas y te lo compras.
A darme cuenta de esto me ha ayudado mi compañero el turco (nacido en Alemania) que tiene una dicotomía cultural importante con ese tema, porque él como buen mediterráneo lo primero que hace para agasajar a alguien es inflarle a comer, y también con las puertas, porque es el único que te cede el paso en ellas. El pobre muchacho se coge disgustos con eso de la alimentación. A mí me hace gracia.
Hoy, para probar, a la hora del café me he sentado al lado de mi compañero Lars, que tenía ¡3 bolsitas de papel! (O sea, 3 bocadillos), y le he preguntado si alguna era para mí. Con cara de susto se las ha acercado para protegerlas de una española hambrienta y me ha explicado que no, que era SU comida.

Igual os habéis quedado preguntándoos por eso del calentón folklórico-cultural. No se si será igual en otras partes de Alemania, pero aquí en Baviera la gente se viste los domingos con el traje típico. Ellas con unos vestidos con camisas escotadas marcando pecho (vamos, que se les salen las tetas) y ellos unos pantalones como de ante a medio muslo, apretados, con unos bordados y con tirantes. Además lo acompañan de un sombrero de franela (la pluma es opcional) y unos calcetines de lana. La cuestión es que ese traje es multiestación, o sea, ayer que hacía más de 30 grados pues llevaban lo mismo, que digo yo que cómo les tiene que sudar la entrepierna con el pantaloncito de ante. Me pregunto si mis compañeros se vestirán así para las ocasiones, porque pagaría por verlos así, con sombrero incluido. Mañana me entero.
Estoy convencida de que el brebaje nacional llamado cerveza nació de la necesidad de reponer líquidos durante los ataques de fervor cultural bávaro que les dan durante el verano y que, ya de ahí, pues se quedó la costumbre. Lo mínimo aquí para reponerse hídricamente es medio litro de cerveza. Aquí bebe cerveza todo quisqui, tercera edad incluida: es de lo más normal encontrarte a abuelas tomándose sus jarras: hacen lo mismo que las nuestras cuando quedan a merendar café con leche y tostadas, pero en este caso a lo bávaro. Y si las amigas no pueden pues se van ellas solas y se pimplan su medio litro sentaditas en su biergarten.
La cerveza bávara tiene algo añadido que te da un estado de felicidad tontorrona y cuando vas acabando la primera jarra te pones a acompañar cantando a los de la orquesta, con sus petos y sombreros, que da igual la letra, que total nadie se entera lo que cantas porque está en el mismo estado que tú.
Prost!



1 comentario:

  1. ¡Es genial, Esther! Mejor no pregunto dónde colocan los preservativos.... ¿Paraguas, impermeables? :-)

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